lunes, 6 de noviembre de 2017

Contra los argumentos de José Manuel Blecua en torno a la importancia de la "h" en lengua española

CONTRA LOS ARGUMENTOS DE JOSÉ MANUEL BLECUA EN TORNO A LA IMPORTANCIA DE LA “H” EN LENGUA ESPAÑOLA
Jhon Monsalve
Imagen tomada de: http://www.semana.com/cultura/articulo/la-incognita-de-la-letra-h-por-que-existe-si-no-suena/546242

La Revista Semana publicó hoy, 6 de noviembre de 2017, un artículo que toma de BBC Mundo referente a la importancia de la letra hache (h) en lengua española. En este se aborda, de manera general, la importancia histórica de la letra, desde los fenicios, griegos, romanos y hablantes de lenguas vernáculas (específicamente, la del pueblo hispano) hasta nuestros días. En breve, lo que defiende el artículo es la importancia que tiene hoy la letra “h”, a pesar de que se considere inútil y de que escritores como García Márquez hubieran propuesto su eliminación del alfabeto. Para sustentar los argumentos, la editorial del periódico virtual (leído por una gran cantidad de hispanohablantes) cita al filólogo José Manuel Blecua, quien fue entrevistado, al parecer, para concretar argumentos sólidos de que la letra en mención es bastante útil.
Hasta aquí todo va bien. No obstante, cuando se leen las razones del que también fue conocido como director de la Real Academia de la Lengua, desde 2010 hasta 2014, surgen vacíos que deberían tenerse en cuenta, antes de viralizar la información que ofrece la noticia. En la presente entrada, contradiré los argumentos del Doctor en Filología Románica, según las explicaciones que hace sobre la importancia de la “h” (o al menos, de cómo lo presenta el medio de comunicación virtual).
El artículo se llama “La incógnita de la letra H: ¿por qué existe si no suena?”. Desde la función catafórica del título, se evidencia una intención comunicativa consistente en dar razones sobre por qué es útil esta letra del alfabeto. Blecua afirma en la entrevista: “La H es una letra muy compleja, y existe porque ha ido reuniendo a lo largo de la historia una serie de valores, algunos de los cuales han desaparecido pero otros se mantienen”. Se supone, ante esta aclaración, que el filólogo centrará sus argumentos en los valores que mantiene hasta hoy la “h”. Y eso está bien: era lo que necesitaba el periódico. Empero, tales valores parecen ser muy poco pertinentes para la descripción lingüística que busca el acto comunicativo.  
El primero de ellos, que puede servir para una buena explicación de por qué la “h” existe hoy, pero no de por qué es útil hoy, sería el siguiente: “Blecua defiende que la H no es una letra inútil, aunque pueda parecerlo”. Y cita el periódico: “Tomemos por ejemplo la palabra ‘huevo’. A simple vista, parece absurdo que lleve una H inicial. Pero esa H está justificada. Antiguamente, las letras U y V se escribían exactamente igual, con la misma grafía. La H sirve para identificar que la letra que la sucede en la palabra ‘huevo’ es una U y no una V”. Como tal distinción entre la letra “u” y “v” no existe hoy, pero sí fue importante en un español antiguo, el argumento es anacrónico y, por tanto, la letra “h” no sería esencial hoy (recordemos que, a partir de la necesidad de explicar la utilidad de la letra en nuestros días, surge el artículo). Pero, bueno, obviando lo anterior, se diría que, efectivamente, la letra “h” se escribe al inicio de palabras que presenten diptongos que inicien con “u” tales como “huevo”, “hueco” “huir” “huilo” “huaca” “huarpe”, porque no existían (o tal vez cobraban otros sentidos), desde una perspectiva diacrónica de la lengua, las palabras “vevo”, “veco”, “vir”, “vilo”; la manera que buscaban los hablantes para diferenciar la “v” con valor de vocal y la “v” con valor de consonante era anteponer la “h” a la vocal. Y muy bien, claro que sí, pero en el español de hace varios siglos; no en el de hoy.
Y el periódico continúa con los argumentos basados en las respuestas de Blecua: “Y aún da otro ejemplo más de su utilidad: «La palabra búho. La H intercalada sirve para marcar un hiato», subraya. Es decir: para advertir al lector de que hay una separación entre la U y la O, que la palabra búho se compone de dos sílabas y no de una”. Si esto fuera así, en todos los hiatos que surgen de diptongos rotos en lengua española, las vocales irían divididas por una “h”, como sucede con “bahía” o “retahíla”. Bajo este argumento, por ejemplo, se deberían escribir con esta letra cientos de palabras, entre otras: “alcaldía”, “grúa”, “ganzúa”, “todavía” e incluso “ortografía”. La “h”, por supuesto, en el español actual, no es determinante de diptongación rota o de hiato (recordemos que existen dos clases de hiato: a. dos vocales abiertas unidas que forman dos sílabas distintas y b. una vocal abierta y otra cerrada, sin importar el orden, cuyo acento lo lleva la cerrada, y forma, de igual manera, dos sílabas distintas), y, por lo tanto, el argumento es poco válido y no aporta a la comprensión de por qué la letra “h” es útil en la lengua española de hoy.
El siguientes es el último argumento que propone el periódico, sin citar ya a Blecua, pero bien puede suponerse que influenciado en sus respuestas: “Y, por supuesto, la H sirve a la hora de escribir para diferenciar palabras homófonas, vocablos que en el lenguaje hablado suenan exactamente igual aunque tienen significados distintos. Porque no es lo mismo huno que uno, hojear que ojear, hola que ola o hala que ala”. Este argumento es bastante interesante para determinar la utilidad de la “h” en el español actual, pero, ¿acaso el hablante puede reconocer cuándo es una palabra homófona y cuándo homógrafa para decidir si usa o no la “h”? Por ejemplo, ¿cómo saber que la palabra objeto, que puede adquirir muchos sentidos, entre ellos, el de cosa y el de fin, es homófona u homógrafa? Si ocurriera con todas las palabras lo que sucede con “hojear” y “ojear” o con “hola” y “ola”, podríamos quitarnos el dolor de cabeza de preguntar si palabras como “objeto” inician con “h” o no, pues, simplemente, diríamos que cuando hace referencia a cosa sí se escribe la letra muda, pero cuando hace referencia a finalidad, entonces, no se escribe.
Con lo anterior se evidencia que los argumentos del periódico y de Blecua son poco válidos para los fines que el artículo perseguía. Si existe la intención de buscar razones que sustenten el uso de la letra “h” en la lengua española de hoy, habrá que intentar, al parecer, con otros argumentos.
Y me voy, ya no critico más. Ojalá el Doctor José Manuel Blecua se dé cuenta de cómo generalizaron sus respuestas (porque estoy seguro de que fue tergiversación involuntaria del periódico y no ignorancia del filólogo), para que escriba a BBC con el fin de que mejoren o aclaren con más detalles las respuestas que otorgó.